miércoles, 20 de enero de 2010

UN DIA MÁS

Un día más, como siempre, iban llegando loa niños a la entrada de un pequeño pueblo para ir al colegio. Íbamos andando pues no había carretera ni autobús.
El colegio estaba cerca, pero a nosotros nos llevaba mucho tiempo llegar. Éramos muchos niños y siempre teníamos cosas que contarnos: un cumpleaños, una fiesta o el nacimiento de algún hermano; incluso nos contábamos los castigos que nos imponían, que por cierto, casi siempre nos parecían injustos.

Como en todos los grupos algunos chicos eran traviesos, y siempre, hacían alguna de las suyas; jugarretas que después pagábamos todos.

Recuerdo que cogían los nidos de los pajaritos y, si tenían crías, les daban pan y otras cosas para comer.

Tengo grabado en la memoria un día que cazaron grillos, saltamontes y mariposas. Los metieron en un bote de cristal, se lo dejaron a la profesora en la mesa, cuando ella llegó, se enfadó mucho pero no nos castigo.

Como esto les salió bien, al siguiente día, atraparon una rana y la metieron en el cajón de la mesa de la profe. En el momento en el que abrió el cajón, saltó la rana. Como era de esperar, esta vez se enfadó mucho y quiso saber quien había hecho eso. Nadie respondió.

Entonces la profe nos castigó a los cincuenta niños que había en el aula a una semana sin recreo, y también nos obligo a copiar en 50 hojas, una por cada alumno: “He sido yo”
Cuando había mal tiempo, el viento y la lluvia eran muy fuertes, entonces no podíamos ir a clase y por eso, algunas veces, nos teníamos que quedar a dormir en la casa de algún familiar.

Esto se debía, a que no podíamos cruzar el puente que atravesaba el río que nos separaba del camino del colegio, porque el río se desbordaba.

A todas las niños nos gustaba el mal tiempo, eso nos libraba de ir a la escuela, así podíamos ir a la playa a ver como rompían las olas. Siempre llegábamos a casa empapados, pues estábamos más pendientes de ver las olas más grandes que del agua que nos mojaba.

Con el mal tiempo y las grandes mareas el agua cruzaba la carretera, entonces los coches no podían pasar, hasta que bajaba la marea.

Cuando el tiempo es malo para unos, es bueno para otros. Recordaré siempre lo que decía el dueño de un bar: el mal tiempo es bueno, yo vendo más cafés y tengo más dinero en el bolsillo

3 comentarios:

  1. Moi bonita a túa historia; amímoche a seguir escribindo.

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  2. Sigue escribindo que o fas moi ben, esperemos que pronto poidamos voltar a ler algo que escribas
    saudos
    Ruben Ramos

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