Aventura peligrosa
En el día 6 de Enero de 1955, Rosa embarcó en el buque Monte Urbano en Vigo, con destino a Brasil.
Once días de viaje sobre el mar, mucho sol y mucho agua.
-Cuando llegué a la tierra prometida, yo soñaba con una ciudad limpia y hermosa, Río de Janeiro lo era.
-Pero Río es muy grande, tiene mucha gente. Yo venia de Santiago de Compostela creyendo que era grande, pero al ver Río, me quede maravillada de esa ciudad; aunque en principio no me pareció tan limpia, pues la conocí por el lado más malo, que es el puerto.
La plaza Maria donde está la aduana, estaba llena de gente esperando realizar los trámites necesarios para entrar en el país. Yo no entendía nada de aquello, es más, si en ese momento el barco hubiera dicho: ¿Quién quiere volver a España? Hubiera contestado: ¡yo¡! si, yo quiero volver¡
Bueno, eso no pasó, y la vida continuó. Aquí fue donde empecé a sentir el peso de mí aventura.
Ese año mude de país, mude de estado civil-me casé-, no tenía tiempo de asimilar tantas cosas, más poquito a poco fui tomando cuenta de todo, y salí adelante.
A los cuatro años de estar en Brasil, nació nuestra hija, mi niña, fue el momento más feliz de mi vida. He soñado muchas cosas buenas, pero no todos se cumplieron como es normal, pues los sueños son eso, sueños.
En 1960 volví a España con mi hija de ocho meses, para hacer algunos trámites de ventas de las propiedades de mi marido, de lo cual ahora me arrepiento, pero en esa época, no teníamos intenciones de volver a España.
Después de estar todo resuelto, en 1961, volví a Brasil con mi hija y la tarea cumplida.
Tenía grandes deseos de regresar a Río, a disfrutar del sol y del calor de esta ciudad, ya que el invierno que pasé aquí fue muy malo, de los ocho meses que pase en Galicia, cuatro estuvo lloviendo día y noche sin parar.
En Río la vida continuó normalmente, empezamos a trabajar con mucha ilusión, pudimos hacer nuestra casa y que mi hija estudiara.
Cuando mi hija tenia quince años ocurrió algo que es preciso que cuente. Cerca de nosotros vivía un matrimonio que tuvo un problema; tenían una niña que se quedo sola y nuestra hija me dijo”Mamá, tenemos que ayudar a la pequeña”. Hablamos con la niña si quería venir para nuestra casa, nos dijo que si, y en cuanto las autoridades resolvieron el problema, se quedo a vivir con nosotros y así, de un momento a otro me encuentro con dos hijas, muy feliz y satisfecha, una con quince años y la otra con catorce, estudiaron y terminaron su carrera, trabajaron y formaron sus vidas.
Así pasaron treinta años, con mucho trabajo, con buenos y malos momentos, después llega nuestra jubilación, todo gracias a Dios.
En el día 6 de Enero de 1955, Rosa embarcó en el buque Monte Urbano en Vigo, con destino a Brasil.
Once días de viaje sobre el mar, mucho sol y mucho agua.
-Cuando llegué a la tierra prometida, yo soñaba con una ciudad limpia y hermosa, Río de Janeiro lo era.
-Pero Río es muy grande, tiene mucha gente. Yo venia de Santiago de Compostela creyendo que era grande, pero al ver Río, me quede maravillada de esa ciudad; aunque en principio no me pareció tan limpia, pues la conocí por el lado más malo, que es el puerto.
La plaza Maria donde está la aduana, estaba llena de gente esperando realizar los trámites necesarios para entrar en el país. Yo no entendía nada de aquello, es más, si en ese momento el barco hubiera dicho: ¿Quién quiere volver a España? Hubiera contestado: ¡yo¡! si, yo quiero volver¡
Bueno, eso no pasó, y la vida continuó. Aquí fue donde empecé a sentir el peso de mí aventura.
Ese año mude de país, mude de estado civil-me casé-, no tenía tiempo de asimilar tantas cosas, más poquito a poco fui tomando cuenta de todo, y salí adelante.
A los cuatro años de estar en Brasil, nació nuestra hija, mi niña, fue el momento más feliz de mi vida. He soñado muchas cosas buenas, pero no todos se cumplieron como es normal, pues los sueños son eso, sueños.
En 1960 volví a España con mi hija de ocho meses, para hacer algunos trámites de ventas de las propiedades de mi marido, de lo cual ahora me arrepiento, pero en esa época, no teníamos intenciones de volver a España.
Después de estar todo resuelto, en 1961, volví a Brasil con mi hija y la tarea cumplida.
Tenía grandes deseos de regresar a Río, a disfrutar del sol y del calor de esta ciudad, ya que el invierno que pasé aquí fue muy malo, de los ocho meses que pase en Galicia, cuatro estuvo lloviendo día y noche sin parar.
En Río la vida continuó normalmente, empezamos a trabajar con mucha ilusión, pudimos hacer nuestra casa y que mi hija estudiara.
Cuando mi hija tenia quince años ocurrió algo que es preciso que cuente. Cerca de nosotros vivía un matrimonio que tuvo un problema; tenían una niña que se quedo sola y nuestra hija me dijo”Mamá, tenemos que ayudar a la pequeña”. Hablamos con la niña si quería venir para nuestra casa, nos dijo que si, y en cuanto las autoridades resolvieron el problema, se quedo a vivir con nosotros y así, de un momento a otro me encuentro con dos hijas, muy feliz y satisfecha, una con quince años y la otra con catorce, estudiaron y terminaron su carrera, trabajaron y formaron sus vidas.
Así pasaron treinta años, con mucho trabajo, con buenos y malos momentos, después llega nuestra jubilación, todo gracias a Dios.
Contare otra etapa de mi vida próximamente.
Hasta entonces
ROSITA
Muy interesante tu vida, gracias por exponerla a todos
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